miércoles, 7 de octubre de 2015

Venus

Pronto le toman el gusto al látigo. Venus no necesita andar en pieles, la sola camisa de Él basta para ocultar su cuerpo desnudo y un buen cinturón de piel a juego. Puedes atarlos o no, puedes siquiera tener puesto el sujetador y los jeans para que inclinen gustosos el cuello en el patíbulo. El ligero recuerdo de ninfula, de Ofelia renacida; sonrisa retorcida en la intimidad de una alcoba o en el asiento de un coche con la falda mostrando las deliciosas piernas, listas para cerrarse en el cuello o las caderas del amante. Cuerpo tibio deseando el toque frío de su Lilith inmaculada, anegándose en locura febril, gimiendo. Vida y muerte danzando peligrosamente en el vibrante aire.

Porque yo soy su Venus y Él es mi esclavo.

2 comentarios:

  1. El reflejo de una persona que redescubrio su gusto por esos placeres culposos, que nadie cuenta pero que al final de cuentas vive dentro de ti... Me encantó

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    1. Muchas gracias, todo escrito con cariño para mis lectores, a pesar de ser vivencias reales.

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